martes, 4 de noviembre de 2014

ELOGIO A UNA MUJER

LA MUJER, FUENTE DE SUFRIMIENTO O DE DICHA

Quiero dedicar esta página a una mujer excepcional, con coraje, valentía y determinación, y a la vez con un gran espíritu, un espíritu lleno de generosidad, altruismo y nobleza. Una mujer que ha soportado los momentos duros y ha sabido utilizar los buenos, haciéndola mas fuerte, mas madura y mas querida por todos los que la rodean.

Nunca nada me dio tanta paz a mi alma y sosiego a mi espíritu, como esa bendita  mujer en aquel verano del 2010. Su trato afable, social y considerado, logró que mi obsesión enfermiza por ella desapareciese, como desaparece el rocío de la mañana con los primeros rayos de sol al "alba".

Cuanto amor, que poder de convicción puede tener una mujer cuando utiliza adecuadamente sus virtudes, su talento, sus cualidades: Ella supo transformar mi ceguera en luz, mi tormento en  dicha, mi angustia en paz, mis miedos en confianza y seguridad, mis fracasos en triunfos. Ella supo ganarse a pulso mi respeto y mi admiración y,  ya no es un recuerdo tormentoso el que de ella guardo, sino un sentimiento de cariño y agradecimiento eternos.

Una mujer así es una joya y una bendición y bien sabe Dios (si existe), que si yo tuviese otra edad, nunca la hubiera dejado escapar, y no es porque sea  incapaz de hacerlo, sino porque  ella se merece lo mejor.

 Aprendí hace tiempo que si tienes un sueño, debes conservarlo y un día si sigues deseándolo, salir a buscarlo, y punto. Mi sueño con ella se ha cumplido. Su dulce mirada, el hechizo de sus ojos, su ternura y encanto, su sola presencia, bastó para ver cumplidos todos mis sueños. Lo que yo busque tanto tiempo, terminó por encontrarme a mi.

Cuando mi razón estaba ciega y perdida, por la angustia de su ausencia, ella en un alarde de bondad, generosidad y altruismo, logró que mi mente fuese de nuevo coherente y lúcida y mi espíritu alcanzase la paz y serenidad. Por eso, ella ya es para siempre mi Reina, con la que yo estaré siempre en deuda, dispuesto a entregarle mi vida y el cielo, pues lo guardo para ella.

Ella siempre tuvo la potestad de discernir lo que yo sentía y quería, y con ternura, inteligencia y generosidad extendió su brazo para que lograra alcanzar la estrella que alumbrara mi camino, y lo consiguió, aunque permanecerá oculto para mi el misterio que albergaba en lo mas recóndito de su corazón.

Tierna como una flor, fuerte como una roca, radiante como el sol, bella y exuberante como la naturaleza, así es ella.

Ella es el proyecto del Cielo, ella es esa mujer, ella  es  el amanecer de mi vida.

Que Dios te bendiga  mujer.

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